Hace años que viví la reforma integral en casa de mi madre viviendo en la propia vivienda, con mi hijo de entonces 5 años.

Es un auténtico caos y sé perfectamente las fases por las que se vive, la de la ilusión de visualizarlo todo bonito y nuevo, la de verlo todo roto y decir…, ahora si que ya no hay marcha atrás, y la de la prueba de la paciencia.

Cuando estás en plena reforma, después de haber pactado una fecha estimada de finalización, ves que se va acercando y esto no avanza.

Por eso y porque sabemos que estas fases son inevitables, queremos ser al menos, los mejores anfitriones reformistas que esté de nuestra mano, dando de nosotros lo mejor que sabemos y tenemos, que un acompañamiento y asesoramiento personalizado.